Guardias civiles de Melilla alertan de una mayor «agresividad» en inmigrantes: «Buscan el cuerpo a cuerpo»

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Objetos intervenidos a inmigrantes ilegales que asaltaron la valla de Melilla este verano (GUARDIA CIVIL).
David García de Lomana

Los guardias civiles destinados en el perímetro fronterizo de Melilla están experimentando un incremento de la «agresividad» de los inmigrantes ilegales que buscan cruzar la valla y acceder a suelo español. Las tentativas de asalto se suceden «casi a diario»: sólo en el último mes se han registrado más de 2.000 intentos y 450 entradas ilegales.

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) denuncia que «de un tiempo a esta parte», los inmigrantes llegan «de forma agresiva» y buscan «el enfrentamiento cuerpo a cuerpo». En los últimos tres meses han dejado ya una treintena de agentes heridos.

El secretario general provincial de AUGC Melilla, Sergio Juan Márquez, 20 años destinado en la frontera melillense con Marruecos, subraya que la violencia «ha crecido exponencialmente en los últimos años, y sobre todo en los últimos meses. Antiguamente, los saltos no eran agresivos, simplemente intentaban cruzar. Pero ahora buscan romper nuestra línea de fuerza y entrar a la carrera todos los que puedan», detalla a OKDIARIO Andalucía. Y lo hacen con «lanzamiento de piedras y usando piquetas, palos de madera o barras de hierro. También con los garfios que emplean para escalar el vallado y que a veces usan para atacar a compañeros».

A ello se enfrentan con cascos antidisturbios, chalecos antitrauma y protecciones en brazos y piernas. Pero el equipamiento no ha evitado nueve bajas médicas en lo que va de verano, la mayoría por «contusiones y caídas en el cuerpo a cuerpo». Casi todos están ya «dados de alta», pero «desde la AUGC venimos reclamando que se pongan unos medios de contención acorde a lo que se nos viene», señala el agente Márquez.

El nuevo «efecto llamada»

A raíz de la invasión de Ceuta del pasado mayo -más de 10.000 inmigrantes en 72 horas-, «comenzaron a venir marroquíes por primera vez. No estábamos acostumbrados. Fue un efecto llamada». Ahora, y tras una reciente sentencia del Tribunal Supremo, los inmigrantes solicitantes de asilo tienen derecho a la libre circulación por todo el territorio nacional. Su movilidad se reducía anteriormente a los límites de la ciudad autónoma.

«Esto también provoca un efecto llamada. Este verano ha habido un repunte de nadadores, motos de agua y familias enteras que llegan en busca de esa petición. Con el papelito y un billete pueden trasladarse sin ningún problema a la Península. Y a nado están llegando noche sí y noche también», recalca el portavoz de AUGC Melilla.

Fuerzas de seguridad marroquíes

La coordinación entre las fuerzas española y marroquí a ambos lados de la valla resulta clave para prevenir y anular acometidas. Durante la avalancha de mayo, los guardias civiles sintieron «la inoperatividad de las fuerzas marroquíes; la pasividad fue sorprendente», aseguran.

La colaboración de la Gendarmería marroquí se reactivó posteriormente. «A veces de forma un poco pasiva, pero ésa siempre ha sido la tónica en Marruecos», apuntan desde AUGC. Ahora mismo la colaboración» es constante» y el Reino alauita admite las devoluciones de inmigrantes irregulares «sin problema».

Al desafío intermitente del país vecino hay que añadir la insuficiente plantilla de la Guardia Civil en Melilla. «En mayo estábamos en alerta. Los refuerzos nos llegaron tarde y tuvimos unos días duros. Era diario; ahora es noche sí, noche no. Si no fuese por los compañeros que nos vienen a apoyar no podríamos dar respuesta a todos los intentos que hay. Sin ese refuerzo estamos en cuadro», denuncian las citadas fuentes a este periódico.

Los agentes se valen de cámaras térmicas para detectar posibles acercamientos, movimientos que se verifican desde el centro de control y las garitas. «Muchas veces detectamos los avistamientos y se lo comunicamos a las fuerzas marroquíes, en ocasiones al revés. Pero los inmigrantes juegan con el efecto sorpresa y a veces son casi indetectables».

La valla

Aquellos ilegales que logran cruzar con éxito la línea fronteriza son trasladados directamente al Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) de la ciudad autónoma. El doble vallado, que incrementó su altura en 2005, antes «era muy fácil» de saltar: «Las vallas eran de tres metros cada una y saltaban con escalera», recuerda el portavoz de AUGC Melilla.

Desde entonces, el agente Márquez ha vivido todas las sucesivas modificaciones para dificultar la escalada de la valla y mitigar su efecto lesivo en los inmigrantes. La sirga tridiminsional sustituyó a las concertinas y ahora se trabaja, con varios meses de retraso, en la instalación de peines invertidos.

«En enero estaba previsto que se finalizase la nueva obra. Aún tenemos unos 4,5 kilómetros del vallado sin los peines invertidos y ya en noviembre tuvimos un salto por esa zona», reconoce. El Ministerio del Interior, que se quedó sin el citado material, ya ha anunciado que terminará de instalarlos en una segunda fase de la obra.

AUGC Melilla advierte de que con los nuevos peines invertidos, la acometida a la valla será «más difícil, pero no imposible». Sin la sirga tridimensional faltan elementos de contención y hasta que se terminen de colocar los peines, los inmigrantes «tienen prisa» por rebasar la frontera. Lo intentan «casi cada noche porque saben que en poco tiempo se va a blindar todo el perímetro. Los subsaharianos que han llegado hasta aquí lo seguirán intentando hasta que no quede ninguno».

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